Código fuente, software libre, software privativo, código máquina…
Al principio desconcierta, luego parece que vayas entendiendo algo más. Hasta ahora, mis conocimientos sobre software libre se limitaban a algunos comentarios entre compañeros/as por los pasillos de la universidad. Hoy usuario aquí presente, de los que se dice de toda la vida de Windows decide ver qué se cuece por el mundo del “software libre”.
Aunque el mundo de la tecnología, informática y en su defecto, el mundo de las TIC avanzan a gran velocidad (el móvil que hoy tenemos, mañana está “pasado de moda”), hay cosas que parece que cuesten más de arrancar. Gran parte de mi generación y probablemente la de mis padres, ha sido de las que cuando han necesitado un ordenador, han ido a la tienda, han escogido el que más les ha entrado por los ojos y si han tenido la suerte de conocer algunas de sus características han escogido entre ellas las que más le convenían (más memoria RAM, disco duro 500Gb…) El dependiente muy atento/a le ha vendido el ordenador y al llegar a casa, encenderlo automáticamente y ver “Microsoft Windows 2000 se está iniciando”. Hemos empezado a pensar: ¡uf! Todo está bajo control. El ordenador funciona.
Pero llega un buen día, y como ya hemos dicho que todo avanza muy rápido, unos documentos que tenías guardados en formato antiguo parecen no poderse abrir. Es el momento de llamar a un informático y adquirir una licencia nueva. Esto es a groso modo el software privativo. ¿Entonces, tenemos que ir siempre comprando licencias?
A pesar de todo esto, si ahora mismo me preguntaran si cambiaría el software privativo de mi ordenador para convertirlo en software libre diria que no. ¿Por qué? Básicamente por miedo a perder información, no saber utilizar los programas (aunque muchos sean similares OpenOffice-Word…). Pero en el próximo ordenador (Navidad se acerca) ya me he planteado instalarme Linux por lo menos para probar y ver cómo funciona porque así será la realidad en las escuelas.
Por tanto, centrándonos en el ámbito educativo, que es el que más nos interesa, podemos ver como hoy en día la mayoría de las escuelas ya funcionan con programas como LLiurex (Comunidad Valenciana), Guadalinex (Extremadura)… Es decir, con programas de software libre. ¿Por qué? Principalemente por el motivo que comentábamos al principio, por el ahorro.
Aunque el mundo de la tecnología, informática y en su defecto, el mundo de las TIC avanzan a gran velocidad (el móvil que hoy tenemos, mañana está “pasado de moda”), hay cosas que parece que cuesten más de arrancar. Gran parte de mi generación y probablemente la de mis padres, ha sido de las que cuando han necesitado un ordenador, han ido a la tienda, han escogido el que más les ha entrado por los ojos y si han tenido la suerte de conocer algunas de sus características han escogido entre ellas las que más le convenían (más memoria RAM, disco duro 500Gb…) El dependiente muy atento/a le ha vendido el ordenador y al llegar a casa, encenderlo automáticamente y ver “Microsoft Windows 2000 se está iniciando”. Hemos empezado a pensar: ¡uf! Todo está bajo control. El ordenador funciona.
Pero llega un buen día, y como ya hemos dicho que todo avanza muy rápido, unos documentos que tenías guardados en formato antiguo parecen no poderse abrir. Es el momento de llamar a un informático y adquirir una licencia nueva. Esto es a groso modo el software privativo. ¿Entonces, tenemos que ir siempre comprando licencias?
Para alivio de nuestros bolsillos, parece que hay una alternativa: el software libre.
Vamos a pararnos un momento. Software libre NO equivale a software gratis. Software libre significa como la propia palabra indica “libre”, lo que pasa que la mayoría de veces lo podemos adquirir gratuitamente pero también pueden venderte servicios de reparación con él. ¿Entonces, dónde está la diferencia? Fundamentalmente en la accesibilidad a los códigos (eso que permite que el ordenador se ponga en marcha). El software privado únicamente te proporciona los códigos máquina (según dicen imposibles de descifrar para un usuario sin conocimientos en programación) y el software libre te permite “ver”, “toquetear” libremente el código fuente.
Vamos a pararnos un momento. Software libre NO equivale a software gratis. Software libre significa como la propia palabra indica “libre”, lo que pasa que la mayoría de veces lo podemos adquirir gratuitamente pero también pueden venderte servicios de reparación con él. ¿Entonces, dónde está la diferencia? Fundamentalmente en la accesibilidad a los códigos (eso que permite que el ordenador se ponga en marcha). El software privado únicamente te proporciona los códigos máquina (según dicen imposibles de descifrar para un usuario sin conocimientos en programación) y el software libre te permite “ver”, “toquetear” libremente el código fuente.
A pesar de todo esto, si ahora mismo me preguntaran si cambiaría el software privativo de mi ordenador para convertirlo en software libre diria que no. ¿Por qué? Básicamente por miedo a perder información, no saber utilizar los programas (aunque muchos sean similares OpenOffice-Word…). Pero en el próximo ordenador (Navidad se acerca) ya me he planteado instalarme Linux por lo menos para probar y ver cómo funciona porque así será la realidad en las escuelas.
Por tanto, centrándonos en el ámbito educativo, que es el que más nos interesa, podemos ver como hoy en día la mayoría de las escuelas ya funcionan con programas como LLiurex (Comunidad Valenciana), Guadalinex (Extremadura)… Es decir, con programas de software libre. ¿Por qué? Principalemente por el motivo que comentábamos al principio, por el ahorro.
Pero, ¿es esta la única finalidad, utilidad que le podemos dar en la escuela a algo que tiene cerca de 120.000 proyectos de programación libre? Obviamente que no. Pero a parte de las posibles actividades que se pueden realizar con este tipo de software (que habrá que ir investigando poco a poco…) creo que se esconde algo mucho más importante tras el software libre.
Existe una especie de “currículo oculto”. Puesto que la utilización de este tipo de software es una buena forma de iniciar a nuestros alumnos/as en la idea de que pueden/deben compartir, en la idea de que entre todos el conocimiento se construye mejor. Que si a ti te inquieta saber cómo funciona un ordenador puedas descubrirlo y no solo eso sino mostrarlo, compartir esas ideas entre tus compañeros/as e incluso maestro/a.
Existe una especie de “currículo oculto”. Puesto que la utilización de este tipo de software es una buena forma de iniciar a nuestros alumnos/as en la idea de que pueden/deben compartir, en la idea de que entre todos el conocimiento se construye mejor. Que si a ti te inquieta saber cómo funciona un ordenador puedas descubrirlo y no solo eso sino mostrarlo, compartir esas ideas entre tus compañeros/as e incluso maestro/a.
No debemos olvidar que la escuela a parte de ser ese edificio donde cada mañana acude gente bien para desempeñar su oficio o para estudiar, es el lugar donde se intenta formar a los futuros ciudadanos, es el lugar donde más aprenden los niños/as y donde construyen su forma de ver el mundo….un mundo aislado, egoista o no.
Sin duda, un tema de gran actualidad.http://www.expansion.com/2009/12/03/empresas/tecnologia/1259875390.html
La fundación Cenatic publica un decálogo en favor del "software libre" en las escuelas
También recomiendo la entrada del Blog Educación Tecnológica “Campaña por el Software Libre en Educación”
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